Un millón de indígenas que viven en las selvas del Amazonas están en peligro inminente debido a los graves incendios reportados en la región en las últimas semanas, según denuncia el Grupo Internacional de Derechos de las Minorías (MGR), que exige medidas concretas a los líderes reunidos en la cumbre del G7 en Biarritz.
Una de las tribus que podría ser más afectada son los Yanomamis, quienes conforman el pueblo indígena relativamente aislado más numeroso de América del Sur. Viven en las selvas y montañas del norte de Brasil y del sur de Venezuela. Hoy en día su población oscila aproximadamente a las 35.000 personas.
Los Yanomamis viven en grandes casas comunales de forma circular llamadas yanos o shabonos. En algunas se pueden alojar hasta 400 personas. La zona central de la vivienda es utilizada para actividades colectivas como rituales, fiestas, juegos, entre otras.
Según Graziano Gasparini en su libro Arquitectura Indígena en Venezuela. Los shabonos son unas formas elementales de construcción de una protección para ser habitados. Conforman habitualmente un círculo irregular que alberga en su centro el espacio comunitario. Este círculo está formado por una serie de paravientos llamados «tapirí» con una sola pendiente. En ocasiones, en lugar de formar un círculo, forman una hilera. Cada paraviento pertenece a una familia, la parte más baja de la construcción sirve como espacio de almacenaje y de protección.
Los tapiri se unen hasta formar un circulo y solo dejan unas puertas que conectan el shabono con el exterior.
Cada familia tiene una hoguera propia donde prepara la comida durante el día y por la noche cuelgan las hamacas cerca del fuego hasta el amanecer.
Tradicionalmente sus asentamientos están ubicados en la zona interna de la selva, ubicados en territorios cercanos a caños menores de la red de ríos de la región, hoy en día los asentamientos más poblados se encuentran en el Alto Orinoco.
La vivienda Yanomami es levantada con soluciones técnicas y formales primitivas, y su estructura circular permite que todo gire alrededor de él.
El tamaño de la vivienda colectiva lo determina la cantidad de habitantes de cada comunidad, sus medidas oscilan entre los 20 y los 50 metros de diámetro con techos de tierra.
Lo esencial de la vivienda es el gran espacio colectivo que se funde en la integración de los espacios techados y abiertos, una concepción espacial que es consecuencia de una vida colectiva ancestral, arraigada y compartida para toda la comunidad.
El shabono es una vivienda efímera, dura aproximadamente dos años luego de que su techumbre empiece a ceder por el agua de la lluvia. El siguiente edificio se construirá en el mismo sitio donde luego de quemar los restos del anterior, se levanta la nueva que los albergará por los siguientes meses.
A diferencia de otras etnias, cuya arquitectura reclama de manera permanente el territorio que ocupa, la estructura Yanomami se reinserta en la naturaleza con el paso del tiempo, se comporta como una piel que se renueva periódicamente.
Los Yanomamis creen firmemente en la igualdad entre las personas, las decisiones son tomadas por consenso y normalmente después de largos debates en los que todos los habitantes de la comunidad pueden opinar.
Su contacto con el resto de la civilización ha sido lento, pero es cada vez más inevitable. La tranquilidad cotidiana de esta tribu está en riesgo desde 1980, cuando la explotación del oro en plena Amazonía, la deforestación de la selva, los cambios en el ecosistema y la política han ido devastando el territorio en el que estos habitan.
Imágenes y referencias: Marcos Wesley, Kristian Bengtson, Carlo Zacquini, Charles Vincent, Arquivo ISSA, Inga Goetz, Charles Brewer Carías, Napoleón Chagnon, Graziano Gasparini, Luise Margolies, Bárbara Brändli, Universidad Central de Venezuela, Oswald Iten.
via Arquine