El Rechazo de las Tecnologías Artísticas Disruptivas por el Establishment: Una Perspectiva Histórica sobre el Collage y la IA Generativa.
Autor: Mauricio Arduz Valdivia
Robert Rauschenberg, Centennial Certificate M.M.A., 1969
Introducción
A lo largo de la historia, cada avance tecnológico importante en las artes ha enfrentado escepticismo y rechazo por parte del establishment antes de remodelar finalmente la expresión creativa.
La controversia actual que rodea a la IA generativa refleja reacciones pasadas a innovaciones transformadoras, como la imprenta y la fotografía digital.
El siglo XV presenció una de las primeras disrupciones artísticas con la imprenta de Johannes Gutenberg (1440). Antes de su invención, los libros se copiaban minuciosamente a mano, y los escribas, temiendo por sus medios de vida, denunciaron la máquina como una amenaza para la artesanía y la tradición.
A pesar de la resistencia inicial, la imprenta democratizó el conocimiento, impulsó el Renacimiento y cambió para siempre el panorama literario. En el siglo XIX, el surgimiento de la fotografía (décadas de 1820 y 1830) provocó un alboroto entre los pintores tradicionales. Muchos la consideraban un proceso mecánico desprovisto de mérito artístico, y algunos temían que reemplazara por completo a la pintura.
Sin embargo, la fotografía evolucionó hasta convertirse en una forma de arte propia, mientras que los pintores, en lugar de ser reemplazados, fueron liberados para explorar nuevos estilos, como el impresionismo. El siglo XX fue testigo del auge del arte digital y el CGI, primero en la década de 1960 y luego dominando la industria del entretenimiento en la década de 1990.
Los ilustradores y animadores tradicionales inicialmente rechazaron las herramientas digitales como "inauténticas", temiendo la decadencia del arte dibujado a mano. Sin embargo, la tecnología digital permitió nuevas posibilidades creativas, desde las innovadoras películas de Pixar hasta el arte conceptual de los videojuegos.
Este ensayo explora el rechazo de las tecnologías artísticas disruptivas por parte del establishment, centrándose en el movimiento del collage de finales del siglo XX y el auge contemporáneo de la inteligencia artificial (IA) generativa. Ambas prácticas artísticas surgieron del deseo de subvertir las técnicas convencionales y criticar las realidades sociopolíticas; sin embargo, enfrentaron un importante rechazo por parte de las instituciones artísticas y los críticos establecidos. Este análisis ilumina las similitudes y diferencias en sus recepciones, particularmente en cómo ambos movimientos incorporan imágenes e ideas existentes, lo que suscita importantes debates sobre la autoría y la originalidad.
El Movimiento del Collage de Finales del Siglo XX
El movimiento del collage ganó fuerza a principios y mediados del siglo XX, particularmente influenciado por artistas como Pablo Picasso y Georges Braque. A finales del siglo XX, artistas como Robert Rauschenberg, David Hockney y Romare Bearden redefinieron el collage como un enfoque artístico multifacético, integrando elementos de la cultura popular para comentar sobre temas como el consumismo y la fragmentación social. La técnica permitió a estos artistas yuxtaponer imágenes dispares, creando nuevas narrativas y desafiando las normas estéticas convencionales.
Sin embargo, el uso de imágenes y materiales existentes planteó interrogantes sobre la originalidad y la autoría, situando al collage en la intersección de la innovación y la replicación. Los críticos a menudo desestimaban a los artistas del collage como meros ensambladores en lugar de verdaderos artistas, argumentando que la apropiación de obras ajenas devaluaba el proceso creativo. Además, debido a que el collage se basaba en la transformación de arte y medios existentes, las instituciones tardaron en adoptarlo, favoreciendo a menudo obras de arte que se adherían a definiciones más tradicionales de la habilidad artística.
Cada era del arte ha enfrentado un punto de inflexión donde la tecnología fue recibida con temor, solo para ser adoptada más tarde. Si la historia sirve de guía, la IA generativa seguirá el mismo camino: del rechazo a la revolución.
Robert Rauschenberg - Signs - 1970
La IA Generativa en el Arte Contemporáneo
En el siglo XXI, el advenimiento de la IA generativa ha revolucionado la creación artística. Herramientas como DALL-E y Midjourney permiten a los artistas producir imágenes complejas utilizando algoritmos entrenados con vastos conjuntos de datos de material visual existente. Esta capacidad plantea preguntas similares con respecto a la autoría y la autenticidad. ¿Es una obra de arte creada por una IA genuinamente original, o es simplemente una recombinación de estilos, ideas e imágenes preexistentes?
Al igual que con el movimiento del collage, la IA generativa ha enfrentado escepticismo por parte del establishment. Los críticos argumentan que las obras nacidas de la IA carecen de profundidad emocional y creatividad porque se basan en referencias preexistentes. La acusación de plagio emerge prominentemente en las discusiones en torno a la IA generativa; tanto artistas como críticos luchan por definir si la mezcla de diversas influencias constituye un acto creativo legítimo o una infracción de la propiedad intelectual. Este discurso refleja las críticas iniciales dirigidas al movimiento del collage, donde la reutilización de imágenes se consideraba una afrenta a la integridad y originalidad artística.
Análisis Comparativo de los Rechazos
Tanto el movimiento del collage como la IA generativa comparten desafíos fundamentales al irrumpir en las prácticas artísticas establecidas. Los artistas de ambos movimientos buscaron reflejar las realidades contemporáneas a través de métodos innovadores, solo para enfrentar el rechazo de críticos e instituciones. El rechazo del collage se basó en preocupaciones sobre su legitimidad como forma de arte, particularmente debido a su dependencia de imágenes apropiadas. De manera similar, el escepticismo en torno a la IA generativa está estrechamente ligado a los temores de plagio y a una pérdida percibida del papel del artista en el proceso creativo.
Sin embargo, la naturaleza de este rechazo presenta diferencias notables. El collage, a pesar de su resistencia inicial, finalmente ganó aceptación como una forma legítima de expresión, lo que llevó a su integración en diversas prácticas contemporáneas. Por el contrario, la IA generativa todavía se encuentra en una fase contenciosa, con una aceptación que varía ampliamente entre artistas, críticos e instituciones. A medida que la tecnología continúa evolucionando, el mundo del arte lucha con preguntas apremiantes sobre el valor, la creatividad y la relación entre la creación humana y la impulsada por máquinas.
Conclusión
El análisis del rechazo histórico de las tecnologías artísticas disruptivas revela una tensión recurrente entre la innovación y la tradición en el mundo del arte. Tanto el movimiento del collage de finales del siglo XX como la IA generativa contemporánea resaltan las complejidades de la autoría y la originalidad ligadas a la apropiación de obras existentes. Si bien cada movimiento enfrentó escepticismo por parte del establishment, el diálogo continuo en torno a estas tecnologías es crucial para dar forma al futuro de la expresión artística. Abrazar el potencial del collage y la IA generativa puede, en última instancia, enriquecer el mundo del arte en lugar de restringirlo, abriendo nuevas vías para la creatividad y la comunicación en un panorama cultural en constante evolución.
Cada era del arte ha enfrentado un punto de inflexión donde la tecnología fue recibida con temor, solo para ser adoptada más tarde. Si la historia sirve de guía, la IA generativa seguirá el mismo camino: del rechazo a la revolución.
El Autor es Arquitecto, Urbanista y ensayista sobre arte y cultura.
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2025